Muchas personas acuden a un abogado cuando ya existe un problema legal. Sin embargo, contar con asesoría jurídica preventiva puede evitar litigios costosos y situaciones complicadas.
Este tipo de consultoría incluye la revisión de contratos, asesoramiento en decisiones empresariales o personales, y la planificación legal de actividades cotidianas.
Por ejemplo, firmar un contrato sin revisar puede acarrear cláusulas abusivas. Un abogado puede detectarlas a tiempo y proponer soluciones.
La asesoría preventiva también ayuda a empresas a cumplir normativas, evitar sanciones y minimizar riesgos laborales o administrativos.
Incorporar esta práctica como parte de la gestión diaria aporta tranquilidad y seguridad jurídica tanto a particulares como a organizaciones.