Hacer testamento es un acto sencillo que evita conflictos familiares y asegura que nuestros bienes se repartan conforme a nuestra voluntad. Sin embargo, muchas personas lo postergan indefinidamente.
Un testamento otorga claridad. Determina quiénes serán los herederos y cómo se distribuirá el patrimonio. También se puede designar un albacea o establecer legados específicos.
El procedimiento es rápido y económico. El testamento más habitual es el abierto notarial, que se firma ante notario. Tiene validez inmediata y puede modificarse tantas veces como se desee.
Si una persona fallece sin testamento, se aplica la sucesión legal, que puede no coincidir con sus deseos. Esto puede derivar en disputas entre familiares.
Consultar a un abogado antes de otorgarlo permite adaptar el testamento a situaciones específicas y evitar errores de forma.
